Pedazo de vuelta para conocer dos de los grandes macizos pirenaicos, y no me estoy refiriendo a ningún buenorro de gran tallé.
El Monte Perdido y el Viñemale son dos de las cumbres más emblemáticas del nuestras montañas custodiadas aún por sendos glaciares aunque cada día más menoscabados.
Cinco días caminando por muchos de los pasos más bellos del Pirineo, acompañando a Jorge un periodista que piensa publicar un articulo sobre la ruta.
En su totalidad yo no la tenia hecha, aunque prácticamente me había asomado a todos los puertos que hay que cruzar en alguna ocasión.
Es una ruta para estar fuerte, o por lo menos un poco habituado a andar por el monte, la organización de la misma recomienda y con mucho acierto a las personas interesadas en realizarla que se pongan en forma antes de intentar la travesía, y no es para menos ya al terminar la ruta habremos sumado bajo nuestras botas más de 7000m de desnivel.
La ruta parte del refugio de San Nicolás de Bujaruelo en el valle del mismo nombre, y remonta por el camino del puerto hasta territorio Francés, allí hordas de galos y algún que otro ibero, aprovechan la cómoda ascensión que desde el parquin del “Col de las Especierías” se da para ascender a la Brecha y el Tallón.
El lugar es único y propio de leyendas, colosal tajo, no parece obra de la naturaleza.
Desde la Brecha continuamos ahora ya en territorio español hacia el refugio de Goriz, pasando por la gruta de Casteret y los llanos de Millaris.
El formato de la ruta permite tener garantizada la cena y el alojamiento en todos los refugios con lo que la incertidumbre de la disponibilidad de plazas desaparece.
Goriz es un lugar único, allí se juntan para trabajar y dar de comer a un montón de hambrientos montañeros, una cuadrilla singular de locos fanáticos de la montaña que hacen un pequeño milagro cada noche, al cocinar y trabajar en un espacio tan reducido, siempre con una sonrisa en la boca.
Este año la falta de nieve, y de lluvias posteriormente, les tiene la moral comida.
La segunda etapa es básicamente un bajadon, partimos de Goriz y siguiendo el GR11 encaminamos nuestros pasos hacia la Punta las Olas, tras pasar bajo el morrón de Arrablo y el Pico de Añisclo o Ramound (según los gustos).
Las vistas sobre el caños de Añisclo desde aquí son únicas, pero para gozar de tan singular panorama hay que pagar un peaje de subida o de bajada…1200 metros de desnivel en menos de dos kilómetros separan el refugio de Pineta del “collaó”de Añisclo.
Es una de las peores bajadas del Pirineo, un autentico rompe piernas, menos mal que abajo los huevos fritos y las cervezas que nos preparara Jaime, uno de los guardas de Pineta nos reconfortarán.
La ruta entra y sale de las fronteras del reino de España una y otra vez.
Tras superar el balcón de Pineta,( eso son 1400m de desnivel entre pecho y espalda) y observar las menguadas masas de hielo del agonizante glaciar de Monte Perdido, nos internaremos en la republica Francesa a través de la brecha de Tucarrroya. En este punto si hemos optado por hace la ruta al inicio del verano puede que la nieve pueda llegar a hacernos la puñeta, ya que la pendiente es importante.
En una jornada larga, de unas ocho horas aproximadamente, nos plantificamos en Gavarnie.
Ojito aquí con relajarse aquí con las cervezas, que el refugio esta aún un par de kilómetros más arriba.
La tercera etapa entre la “Grange de Holle” y el refugio de Ouléttes de Gaube a 2151m
nos hará remontar el valle de Ossoue hasta la presa del mismo nombre, desde allí y por la margen derecha del rio ganaremos primero las grutas de Bellavista y posteriormente el refugio de Baysselance a un paso del petit Viñemale. No hay que ser perezosos, un esfuerzo más, apenas 200 metros de desnivel y toda la cara norte de la Pique Longe aparecen ante nuestros ojos.
Un buen lugar para gastar unos cuantos megapíxeles de nuestra tarjeta de memoria, luego por un cómodo camino trazado con mucho mimo entre los bolos de granito acabemos llegando a les Ouléttes
Normalmente los refugios de montaña gozan de buena ubicación, pero este es posiblemente uno de los que tengan la foto más bonita colgada en frente de la puerta.
Ya parece que huele a “chorizo” pensaba yo mientras agotaba los últimos pasos antes del collado de los mulos que de nuevo al día siguiente, nos da paso al país de Agustina de Aragón. A veces pienso, que se podía haber estado en “casica” aquella tarde, porque tal y como nos van a ahora las cosas, igual nos hubiese interesado más ser Franceses.
Desde aquí, el valle del Ara es…largo, parece que no vas a llegar nunca a Bujaruelo, el encuentro con la GR11, el paso bajo la entrada del corredor Moskova, los refugios, las vacas, los puentes y por fin Bujaruelo y el plato de judías pintas un toque de Nepal que solo Dorgie sabe dar….
Buena vuelta la Alta Ruta de los Perdidos, te animas…
Un abrazo Ester. Espero que volvamos a coincidir algún día por estos montes…