En una huida breve y fugaz en medio del calor veraniego he podido escaparme con mi familia a Calcena el pueblo de mis raíces y donde tantos buenos ratos he pasado.
Aquí todavía los veranos son “de pueblo”, con visitas a la huerta, besos a los parientes y saludos de año en año a todos los que te han visto crecer.
No puedo imaginar mejor lugar para pasar un verano (la tierra tira ,of course).
Dejé mi pueblo hace muchos años para buscar montañas más grandes, he viajado persiguiendo cumbres y paredes verticales, visitando lugares que tienen un reconocido prestigio paisajístico a nivel internacional, pero el pueblo es lo que tiene…que tira mucho.
Soy un enamorado de los paisajes pirenaicos, donde ahora ya he hecho mi vida, guiando personas por sus montañas en sus distintas modalidades (barrancos, hielo, naturaleza…), pero no puedo evitar sentir nostalgia de los modestos 836 metros de altitud de mi pueblo, de sus paisajes serranos, de sus calles empinadas y llenas de historia, de los tomates de mi padre, de mis amigos de la infancia, de mis primeras aventuras autodidactas colgado de una cuerda para conquistar las modestas paredes del barranco de “la Ujosa”.
Aquí me di cuenta que me gustaba enseñar lo que me rodea, interpretar el medio, hacer que otros sintieran lo que yo sentía escalando o arrastrándome por el interior de una cueva, que me gustaba el oficio de guía, con la prostitución uno de los más antiguos del mundo.
Así que, para los que el Parque Nacional de Ordesa os quede muy lejos, este verano Calcena y su albergue municipal, os esperan.
Es un lugar ideal para disfrutar en familia de la naturaleza y los deportes de montaña (senderismo, btt, escalada, espeleología, vía ferrata)
La mejor de las suertes para Rosa y Diego los nuevos guardas del albergue, que emprenden ahora un proyecto que a mi, me hizo ser feliz e infeliz unos cuantos años.
Una cosa más, para los amantes de la tranquilidad, intentar no acudir el primer fin de semana de Agosto, la Calcenada se celebra en esas fechas.
Os encontrareis con cientos de fanáticos que intentarán dar la vuelta al Moncayo (104 km.) en el día y con un pueblo entero volcado en ayudarles.
Corredores de montaña anoten esa fecha en el calendario, porque la Calcenada es dura de verdad.